¿Qué estás dispuesto a hacer para verte mejor? Mucha gente se preocupa por su apariencia personal y es tal su preocupación, que no les importa lo que tengan que hacer. Lo importante es tener una buena apariencia. ¿Es ese tu caso?
No es malo preocuparte por tu exterior, pero ¿haces algo para cuidar tu interior? Es importante estar limpio y bien presentado por fuera, pero es mucho más importante estar limpio y bien presentado por dentro. La falta de cuidado de tu interior, le hace daño a tu alma. Pues produce un vacio que resulta en tristeza, odio, culpa, soledad y desesperanza. Está situación entorpece tus relaciones interpersonales y te hace imposible comunicarte con Dios.
La paradoja está en que para tener una buena apariencia exterior, hay que comenzar embelleciendo el interior. En el libro de Proverbios dice que el corazón alegre hermosea el rostro. Esto explica que para tener una hermosa apariencia es necesario empezar por el interior.
Cuando le pides a Dios que entre en tu corazón y cambie tu interior, el vacío y todo lo que resulta de él, desaparece y obtienes una nueva vida y la mejor apariencia posible. Es como hacerte una cirugía de corazón, permitiéndole a tu cirujano Dios, que sane tu interior.
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Dios creó la belleza y el hombre trata de inventarla. ¿A quién le confiarías tu belleza?
La belleza externa es temporal, pero la belleza interna es eterna.
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