La medicina ha desarrollado excelentes técnicas para sanar las heridas de tu cuerpo. La herida puede ser resultado de una agresión, un accidente o una intervención quirúrgica. Sin embargo, la medicina puede sanar tus heridas, independientemente de su origen.
Ahora, cuando las heridas son en el alma ¿Quién las puede sanar? ¿A quién recurres? Como no sabes a quien recurrir, no haces nada y tu alma queda herida, sin sanidad. Es posible que el tiempo sane tu alma herida, pero cuando las heridas sanan por su propia cuenta y sin tratamiento, no cicatrizan bien, quedando una cicatriz bastante visible y desagradable.
Las heridas pasan pero las cicatrices quedan. Las cicatrices hacen recordar esa herida que tuvimos y que fue sanada. Pero cuando la herida no cicatrizó bien y dejó una cicatriz desagradable, nos produce un sentimiento negativo que impide enfrentar el futuro con optimismo.
Es muy importante que no dejes tu alma con heridas sin sanar y Dios es el único que puede sanar las heridas del alma. Él te dio libre albedrio para manejar tus asuntos como quieras, pero yo te aconsejo, que te pongas en Sus manos y le entregues en control de tu vida, para que sanes tu alma y puedas prosperar en el logro de tu propósito de vida.
Abre tu corazón al Señor y déjalo entrar, para que sane las heridas de tu alma y puedas enfrentar las circunstancias de tu vida con optimismo.
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