Amado Padre, te damos gracias.
Te damos gracias por esta vida que nos regalas.
Te damos gracias por ser nuestro Padre celestial que nos ama, nos comprende y nos perdona.
Te damos gracias por todo lo que haces y por todo lo que permites que suceda.
Te damos gracias por habernos aceptado como tus hijos y haber cambiado nuestro corazón.
Deseamos vivir en tu reino en esta vida y en la próxima.
Provéenos lo que Tu sabes que realmente necesitamos y no los caprichos de nuestros deseos y anhelos.
Danos lo que es bueno para nosotros porque a veces queremos los que nos hace daño.
Perdónanos por todo lo que hemos pensado, dicho o hecho, que no haya sido de tu agrado.
Capacítanos para perdonar a los que nos han fallado.
Líbranos de todo mal y toda tentación.
Te entregamos el control de nuestra vida.
Provéenos la actitud correcta para vivir de acuerdo a tu voluntad.
Que tu Espíritu Santo nos llene para poder escucharte y ser obedientes a tu voluntad.
Que tu Amor esté en nosotros.
Que tu Alegría esté en nosotros.
Que tu Paz nos llene.
Que tu Paciencia resida en nosotros.
Que tu Bondad sature nuestro interior.
Que tu Amabilidad nos recubra.
Que tu Fidelidad esté sembrada en nosotros.
Que tu Humildad nos equilibre.
Que tu Dominio Propio nos controle.
Que la fe, la esperanza y el amor prosperen dentro de nosotros.
Que aprendamos a tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros.
Que nuestra oración salga de nuestro espíritu y no de nuestra mente.
Que podamos ayudar y consolar a nuestro prójimo.
Que podamos ayudar a los que no te conocen.
Que podamos luchar en la batalla con tu estandarte y tus fuerzas.
Padre, te amamos y te necesitamos, llénanos, úsanos, tómanos. Somos tuyos.
Mateo 6:5-15
Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio. Y al orar no repitan ustedes palabras inútiles, como hacen los paganos, que se imaginan que cuanto más hablen más caso les hará Dios. No sean como ellos, porque su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan, antes que se lo pidan. Ustedes deben orar así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo. Danos hoy el pan que necesitamos. Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal. No nos expongas a la tentación, sino líbranos del maligno. Porque si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes; pero si no perdonan a otros, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus pecados.
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