lunes, 7 de marzo de 2011

El Éxito Se Construye Hoy, No Mañana.

Para tener éxito, tratemos de llegar lo más alto posible, aún en contra de las circunstancias, para lograr nuestros sueños y aprovechar las oportunidades que se nos presentan. Para esto necesitamos creer que vamos a lograrlo, para que podamos verlo realizado.

Nuestros objetivos deben apuntar lo más alto que podamos; aún cuando fallemos, lograremos llegar más alto que donde estamos. Esforcémonos en todo lo que hagamos aún en contra de las circunstancias, recordemos que las aves se elevan contra el viento y que si queremos lograr lo que nunca hemos logrado, tendremos que hacer lo que  nunca hemos hecho.

No nos ocupemos solamente de llenar de sueños nuestras vidas, dediquemos tiempo y esfuerzos a lograr que algunos de esos sueños se conviertan en realidad y cuando nuestra determinación de cumplir nuestros sueños sea lo suficientemente fuerte, lograremos el éxito porque el fracaso huirá de nosotros y podremos llegar tan lejos como nos lleven nuestros sueños.

Aprovechemos las oportunidades que se presentan, cuando se presentan, porque es probable que las mismas oportunidades no vuelvan a presentarse de nuevo. A veces no podemos aprovechar las oportunidades porque solamente nos dedicamos a ver los defectos que tiene. Nos falta la capacidad de comprender que nada es perfecto en la vida, que hay que buscar el lado positivo para echar los cimientos y luego construir fortaleciendo las debilidades y balanceando los defectos.

El presente, ahora, hoy, es un tesoro que podemos aprovechar o desperdiciar. No hay manera de ahorrar o acumular tiempo. Cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día debe ser aprovechado porque después que pasa nunca más volverá. Construyamos un día productivo, hagamos las cosas importantes para el éxito, que debemos hacer y no nos preocupemos por las urgencias del día.

Hebreos 11:1
Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.

Mateo 6:25-34
Por lo tanto, yo les digo: No se preocupen por lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren las aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes valen más que las aves! En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora? ¿Y por qué se preocupan ustedes por la ropa? Fíjense cómo crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, ¡con mayor razón los vestirá a ustedes, gente falta de fe! Así que no se preocupen, preguntándose: ¿Qué vamos a comer? o ¿Qué vamos a beber? o ¿Con qué vamos a vestirnos? Todas estas cosas son las que preocupan a los paganos, pero ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas. No se preocupen por el día de mañana, porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día tiene bastante con sus propios problemas.

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