El éxito depende de mantenerte caminando hacia la meta. Por lo tanto, nunca te detengas.
Saca provecho de tus errores, no te dejes convencer por el aparente fracaso e inténtalo de nuevo de una manera diferente. Para poder hacer eso tienes que creer que es posible lograrlo, debes tener la voluntad de intentarlo una vez más. Si no lo crees, nunca lo lograrás.
¿Qué tanto fuego hay dentro de ti? ¿Qué tanta fuerza te queda? Si te rindes ahora, nunca sabrás lo cerca que estabas de lograrlo. Ahí está la oportunidad, si tu no la tomas, nunca lo experimentarás. Tu no eres de los que se rinden, o abandonan la carrera antes de cruzar la línea de meta.
Cruza esa línea ahora en tu mente y que el deseo de llegar te impulse hasta lograrlo.
Decide tener fe. Jesús te dice: ¡Adelante! Yo voy contigo. Sigue mi luz. Refleja mi luz.
Mateo 8:26
Él les contestó: ¿Por qué tanto miedo? ¡Qué poca fe tienen ustedes! Dicho esto, se levantó y dio una orden al viento y al mar, y todo quedó completamente tranquilo.
Mateo 14:31
Al momento, Jesús lo tomó de la mano y le dijo: ¡Qué poca fe tienes! ¿Por qué dudaste?
Mateo 17:20
Jesús les dijo: Porque ustedes tienen muy poca fe. Les aseguro que si tuvieran fe, aunque solo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, le dirían a este cerro: Quítate de aquí y vete a otro lugar, y el cerro se quitaría. Nada les sería imposible.
Mateo 21:21-22
Jesús les contestó: Les aseguro que si tienen fe y no dudan, no solamente podrán hacer esto que le hice a la higuera, sino que aun si a este cerro le dicen: Quítate de ahí y arrójate al mar, así sucederá. Y todo lo que ustedes, al orar, pidan con fe, lo recibirán.
Marcos 4:40
Después dijo Jesús a los discípulos: ¿Por qué están asustados? ¿Todavía no tienen fe?
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