Procrastinar significa: Diferir o aplazar la ejecución de un acto. Es un concepto muy parecido a postergar, que significa a su vez: Hacer sufrir atraso, dejar atrasado algo, del tiempo en que había de tener su efecto.
La procrastinación y la postergación es el arma del reino de las tinieblas para hacer que nosotros dejemos las cosas importantes para después. ¡Es una de sus armas más astutas! Nuestro enemigo, el diablo, sabe que si no puede detenernos, puede tratar de retrasarnos. Si no puede convencernos de que no hagamos algo, hace que lo retrasemos y posterguemos, porque lo único que necesita para que triunfe su maldad es que nosotros dejemos los asuntos importantes para después. O sea, ¡que no hagamos nada!
¡Debemos recordar constantemente que el tiempo es nuestro recurso más valioso! El tiempo perdido se va para siempre y aunque es muy fácil perderlo, debemos recordar que es muy costoso y valioso. Es cierto que invertir bien el tiempo es difícil y consume mucho esfuerzo y energías, debiendo hacer algunos sacrificios para poder invertirlo sabiamente. ¡Pero el tiempo bien invertido es el que nos permite lograr nuestras metas!
Si procrastinamos o postergamos la tarea que el Señor nos ha asignado, porque hay algo que queremos hacer antes, es probable que la tarea nunca se hará, ¡porque siempre habrá algo que hacer antes! ¡Todo lo que debemos hacer, tenemos que hacerlo con rapidez, pues no sabemos cuanto tiempo nos queda! ¡Después podría ser muy tarde!
Solo somos dueño del ahora, del presente; esforcémonos con voluntad en hacer ahora lo que debemos hacer en lugar dedicarnos a algunos deseos y anhelos que se presentan para distraernos de lo que El Señor nos ha mandado a hacer. ¡No confiemos en que después tendremos tiempo para hacerlo!
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