viernes, 25 de febrero de 2011

No Es Sólo Dar, Sino Como Dar

Las reglas para dar:
  1. Debemos hacer nuestras buenas obras en secreto y no delante de la gente para que nos vean.
  2. Debemos dar lo que necesitamos y no solamente lo que nos sobra.
  3. Debemos dar sin esperar nada a cambio y no dar a los que nos pueden dar de regreso.
  4. Debemos acumular riquezas celestiales y no riquezas terrenales.
  5. Debemos usar las riquezas terrenales para ganar las celestiales.
  6. Debemos servir a Dios y no a las riquezas.
  7. Debemos tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros.

Consecuencias de dar:
  1. Cuando damos en secreto nuestro Padre celestial nos dará nuestro premio.
  2. Cuando damos, nuestro Padre nos dará a nosotros.
  3. Con la misma medida que damos, Nuestro Padre nos dará a nosotros.
  4. Cuando damos a los pobres, hacemos riquezas en el cielo.
  5. Cuando damos sin esperar nada a cambio, nuestro Padre nos recompensa.
  6. Nuestro Padre premia la actitud y no la cantidad.
  7. Si manejamos nuestra riqueza recordando que no es nuestra, recibiremos la verdadera riqueza.

Mateo 6:1-4
No hagan sus buenas obras delante de la gente solo para que los demás los vean. Si lo hacen así, su Padre que está en el cielo no les dará ningún premio. Por eso, cuando ayudes a los necesitados, no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente hable bien de ellos. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Cuando tú ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo; hazlo en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio.

Mateo 7:2
Pues Dios los juzgará a ustedes de la misma manera que ustedes juzguen a otros; y con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les dará a ustedes.

Mateo 19:21
Jesús le contestó: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme.

Marcos 4:24
También les dijo: Fíjense en lo que oyen. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les dará a ustedes; y les dará todavía más.

Marcos 12:43-44
Entonces Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo: Les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los otros que echan dinero en los cofres; pues todos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir.

Lucas 6:31-38
Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes. Si ustedes aman solamente a quienes los aman a ustedes, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los pecadores se portan así. Y si hacen bien solamente a quienes les hacen bien a ustedes, ¿qué tiene eso de extraordinario? También los pecadores se portan así. Y si dan prestado solo a aquellos de quienes piensan recibir algo, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores se prestan unos a otros, esperando recibir unos de otros. Ustedes deben amar a sus enemigos, y hacer bien, y dar prestado sin esperar nada a cambio. Así será grande su recompensa, y ustedes serán hijos del Dios altísimo, que es también bondadoso con los desagradecidos y los malos. Sean ustedes compasivos, como también su Padre es compasivo. No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará. Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes.

Lucas 12:33-34
Vendan lo que tienen, y den a los necesitados; procúrense bolsas que no se hagan viejas, riqueza sin fin en el cielo, donde el ladrón no puede entrar ni la polilla destruir. Pues donde esté la riqueza de ustedes, allí estará también su corazón.

Lucas 14:12-14
Dijo también al hombre que lo había invitado: Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; porque ellos, a su vez, te invitarán, y así quedarás ya recompensado. Al contrario, cuando tú des un banquete, invita a los pobres, los inválidos, los cojos y los ciegos; y serás feliz. Pues ellos no te pueden pagar, pero tú tendrás tu recompensa el día en que los justos resuciten.

Lucas 16:9-13
Les aconsejo que usen las falsas riquezas de este mundo para ganarse amigos, para que cuando las riquezas se acaben, haya quien los reciba a ustedes en las viviendas eternas. El que se porta honradamente en lo poco, también se porta honradamente en lo mucho; y el que no tiene honradez en lo poco, tampoco la tiene en lo mucho. De manera que, si con las falsas riquezas de este mundo ustedes no se portan honradamente, ¿quién les confiará las verdaderas riquezas? Y si no se portan honradamente con lo ajeno, ¿quién les dará lo que les pertenece? Ningún sirviente puede servir a dos amos; porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas.

Lucas 16:19-25
Había un hombre rico, que se vestía con ropa fina y elegante y que todos los días ofrecía espléndidos banquetes. Había también un pobre llamado Lázaro, que estaba lleno de llagas y se sentaba en el suelo a la puerta del rico. Este pobre quería llenarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas. Un día el pobre murió, y los ángeles lo llevaron a sentarse a comer al lado de Abraham. El rico también murió, y fue enterrado. Y mientras el rico sufría en el lugar adonde van los muertos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro sentado a su lado. Entonces gritó: ¡Padre Abraham, ten lástima de mí! Manda a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y venga a refrescar mi lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego. Pero Abraham le contestó: Hijo, acuérdate que en vida tú recibiste tu parte de bienes, y Lázaro su parte de males. Ahora él recibe consuelo aquí, y tú sufres.

Lucas 21:3-4
Entonces dijo: De veras les digo que esta viuda pobre ha dado más que todos; pues todos dan ofrendas de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir.

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