Desde que nacemos la prioridad de la enseñanza es llegar más lejos, más alto, hacerlo mejor, lograr, ganar y triunfar, creando el paradigma que eso es lo que hay que hacer para crecer.
Deberíamos crear un nuevo paradigma para la educación: Para crecer debemos aprender a amar. No debemos tener como meta llegar alto o lejos sino crecer y para crecer es indispensable amar. Por lo tanto, la verdadera meta de la vida es amar.
Amar es escuchar, ver, sentir, buscar, luchar, abrigar, iluminar, esperar, mediar, soñar, refugiar, perseverar, ayudar, insistir, cuidar, enseñar, dar, hacer feliz, ser fiel, decir la verdad y dar esperanzas. Dicho en otras palabras, amar es servir.
Amar no puede ser una costumbre sino una decisión y una actitud. ¡Cuanto más queramos crecer, más debemos amar!
Juan 15:9-10
Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, en el amor que les tengo. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Juan 15:13
El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos.
Juan 17:26
Les he dado a conocer quién eres, y aún seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y para que yo mismo esté en ellos.
Romanos 8:38-39
Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!
1 Corintios 13
Si hablo las lenguas de los hombres y aun de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Y si tengo el don de profecía, y entiendo todos los designios secretos de Dios, y sé todas las cosas, y si tengo la fe necesaria para mover montañas, pero no tengo amor, no soy nada. Y si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y aun si entrego mi propio cuerpo para tener de qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve. Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo. El amor jamás dejará de existir. Un día el don de profecía terminará, y ya no se hablará en lenguas, ni serán necesarios los conocimientos. Porque los conocimientos y la profecía son cosas imperfectas, que llegarán a su fin cuando venga lo que es perfecto. Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero al hacerme hombre, dejé atrás lo que era propio de un niño. Ahora vemos de manera indirecta, como en un espejo, y borrosamente; pero un día veremos cara a cara. Mi conocimiento es ahora imperfecto, pero un día conoceré a Dios como él me ha conocido siempre a mí. Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor.
1 Corintios 16:14
Y todo lo que hagan, háganlo con amor.
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