El mundo vive saturado de problemas, desequilibrios, crisis, guerras y toda clase de dolencias. Cada año que pasa, cuando hacemos el recuento, nos lamentamos y sentimos como si nuestro mundo estuviera sumido en las tinieblas. Lo que el mundo realmente necesita es ver la luz. La luz de amor que vino a la Tierra para iluminar nuestra vida. La luz sobre la cual el profeta Isaías escribió:
Isaías 9:2
El pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían en tinieblas.
Las tinieblas nunca podrán triunfar sobre la luz. Con solo accionar un interruptor o encender una vela, la oscuridad se desvanece. Lo mismo puede suceder en nuestro mundo. Dejemos entrar la luz y el amor de Jesús en nuestro corazón y reflejémoslos sobre los demás, tendiéndoles una mano de compasión y bondad. Su luz resplandece con fulgor sobre el telón de fondo de odio e indiferencia que prevalece en gran parte del mundo.
¿Sirve eso de algo? Tal vez parezca que el efecto que eso tiene es imperceptible e intrascendente. Sin embargo, puede que te lleves una sorpresa. La luz de una vela es visible a más de un kilómetro de distancia cuando la noche es muy oscura. Tú también puedes prestar un gran servicio a los demás dejando brillar tu luz sobre ellos, de manera que cobren ánimo y se llenen de esperanza. Quizá no puedas ayudar a todo el mundo, pero puedes influir para bien en las personas con quienes entres en contacto. Y la cosa no se detendrá ahí, porque ellas a su vez pueden influir en quienes estén a su alrededor. Es posible hacerlo.
Podemos comenzar ahora mismo con la siguiente oración: Jesús, llena nuestro corazón de Tu luz y amor. Conviértenos en una cadena de luces vivas que triunfen sobre las tinieblas e iluminen con Tu amor el mundo que nos rodea. Amén.
Mateo 5:14-16
Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo.
Mateo 6:22-23
Los ojos son la lámpara del cuerpo; así que, si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo tendrá luz; pero si tus ojos son malos, todo tu cuerpo estará en oscuridad. Y si la luz que hay en ti resulta ser oscuridad, ¡qué negra será la oscuridad misma!
Juan 1:45
En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.
Juan 3:19-21
Los que no creen, ya han sido condenados, pues, como hacían cosas malas, cuando la luz vino al mundo prefirieron la oscuridad a la luz. Todos los que hacen lo malo odian la luz, y no se acercan a ella para que no se descubra lo que están haciendo. Pero los que viven de acuerdo con la verdad, se acercan a la luz para que se vea que todo lo hacen de acuerdo con la voluntad de Dios.
Juan 8:12
Jesús se dirigió otra vez a la gente, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, tendrá la luz que le da vida, y nunca andará en la oscuridad.
Juan 12:46
Yo, que soy la luz, he venido al mundo para que los que creen en mí no se queden en la oscuridad.
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