¿Realmente crees en la vida eterna? ¿Crees que después de la muerte de tu cuerpo físico, tu alma va a pasar el resto de la eternidad con Dios? ¿Crees que la muerte no es más que el comienzo de una nueva vida fuera de tu cuerpo físico y al lado de Dios? ¿Realmente crees en Dios lo suficiente como para creer en la vida eterna?
Si estos conceptos te incomodan es probable que haya que revisar algo en tu presente. Pero también debes estar consiente de que Dios oculta a los seres humanos la felicidad de la muerte para que puedan soportar la realidad de esta vida. No te confundas con tus sentimientos y revisa las promesas del Señor con respecto a tu vida eterna. La muerte no es más que el amanecer a otra vida mucho más real que la física que conoces.
¿Sabes que hubo alguien que murió y resucitó? ¡Pues Él te puede resucitar también a ti!
¿Qué fue Jesús? ¿Un loco? ¿Un mentiroso? El dijo ser el hijo de Dios e igual a Dios. No nos dejó muchas alternativas de interpretación. El fue lo que dijo ser o fue un loco o un mentiroso. No hay explicaciones intermedias. Jesús no fue solo un profeta o un gran maestro. El se dejó clavar en la cruz por sus palabras. Nunca se retractó. Todos sus seguidores se dejaron martirizar por Su mensaje. Nadie jamás se ha atrevido a decir que Jesús fue un loco o un mentiroso. ¿Entonces?
¡Si! El hijo de Dios. Dios hecho hombre, bajó a la tierra para traerte la salvación y darte la vida eterna. ¿Puedes creer eso? Lee sus promesas en los Evangelios. Aprópiate de ellas. Si haces tu parte El Señor hará la suya. Cree en Jesucristo y tendrás vida eterna. Creer significa seguirlo y obedecerlo. No podemos creer en alguien a quien no seguimos ni obedecemos. Si sigues y obedeces a Jesús, tendrás vida eterna.
Juan 3:16
Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.
Juan 4:14
El que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que brotará dándole vida eterna.
Juan 5:21
Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, también el Hijo da vida a quienes quiere dársela.
Juan 5:24
Les aseguro que quien presta atención a lo que yo digo y cree en el que me envió, tiene vida eterna; y no será condenado, pues ya ha pasado de la muerte a la vida.
Juan 5:28-29
No se admiren de esto, porque va a llegar la hora en que todos los muertos oirán su voz y saldrán de las tumbas. Los que hicieron el bien, resucitarán para tener vida; pero los que hicieron el mal, resucitarán para ser condenados.
Juan 6:27
No trabajen por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y que les da vida eterna. Esta es la comida que les dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.
Juan 6:40
Porque la voluntad de mi Padre es que todos los que miran al Hijo de Dios y creen en él, tengan vida eterna; y yo los resucitaré en el día último.
Juan 6:47
Les aseguro que quien cree, tiene vida eterna.
Juan 6:54
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día último.
Juan 10:27-29
Mis ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y jamás perecerán ni nadie me las quitará. Lo que el Padre me ha dado es más grande que todo, y nadie se lo puede quitar.
Juan 11:25-26
Jesús le dijo entonces: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?
Juan 12:49-50
Porque yo no hablo por mi cuenta; el Padre, que me ha enviado, me ha ordenado lo que debo decir y enseñar. Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo que yo digo, lo digo como el Padre me ha ordenado.
Juan 17:13
Después de decir estas cosas, Jesús miró al cielo y dijo: Padre, la hora ha llegado: glorifica a tu Hijo, para que también él te glorifique a ti. Pues tú has dado a tu Hijo autoridad sobre todo hombre, para dar vida eterna a todos los que le diste. Y la vida eterna consiste en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste.
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