A eso se refirió Jesús en el versículo 52 del capítulo 13 de Mateo:
Entonces Jesús les dijo: Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se parece al dueño de una casa, que de lo que tiene guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.
Por supuesto que la definición humana y del mundo de sabiduría no concuerda con nuestra simple explicación, pero al evaluar la actuación de los seres humanos que están llenos de conocimientos y experiencia, concluimos sus frutos no demuestran mucha sabiduría. Observemos el estado ecológico del mundo, la distribución de la riqueza, la disponibilidad de salud y educación, los enfrentamientos bélicos por territorio, riqueza, poder o religión, etc. ¿Demuestra lo que observamos sabiduría en el ser humano? Si los que han estudiado mucho y han acumulado vasta experiencia no demuestran sabiduría, entonces ese no es el camino para adquirirla.
¿Cuál es el camino entonces? Aprendamos de la sabiduría directamente:
Proverbios 8
La sabiduría clama a voz en cuello; la inteligencia hace oír su voz. Se para en lo alto de las colinas, se detiene donde se cruzan los caminos, se hace oír junto a las puertas, a la entrada de la ciudad: Para ustedes los hombres van estas palabras mías. Jóvenes inexpertos y necios, ¡aprendan a ser prudentes y entendidos! Atiendan, que voy a decirles cosas importantes e irreprochables. Lo que voy a decir es la verdad; no me gusta hablar mentira. Todas mis palabras son justas; no hay en ellas la menor falsedad. Para el inteligente y entendido, mis palabras son claras e irreprochables. En vez de plata y oro fino, adquieran instrucción y conocimiento. Vale más sabiduría que piedras preciosas; ¡ni lo más deseable se le puede comparar!
Yo, la sabiduría, habito con la inteligencia, y sé hallar los mejores consejos. Honrar al Señor es odiar el mal. Yo odio el orgullo y la altanería, el mal camino y la mentira. En mí están el plan y su realización, yo soy el buen juicio y la fuerza. Gracias a mí reinan los reyes y los gobernantes establecen el derecho. Gracias a mí dominan los jefes de estado y dictan sentencia las autoridades. Yo amo a los que me aman, y los que me buscan, me encuentran. Yo doy riquezas y honra, grandes honores y prosperidad. Lo que yo doy es mejor que el oro más refinado; lo que yo ofrezco es mejor que la plata más fina. Yo voy por el camino recto, por las sendas de la justicia. A los que me aman les doy su parte: lleno sus casas de tesoros.
El Señor me creó al principio de su obra, antes de que él comenzara a crearlo todo. Me formó en el principio del tiempo, antes de que creara la tierra. Me engendró antes de que existieran los grandes mares, antes de que brotaran los ríos y los manantiales. Antes de afirmar los cerros y los montes, el Señor ya me había engendrado; aún no había creado él la tierra y sus campos, ni el polvo de que el mundo está formado. Cuando él afirmó la bóveda del cielo sobre las aguas del gran mar, allí estaba yo. Cuando afirmó las nubes en el cielo y reforzó las fuentes del mar profundo, cuando ordenó a las aguas del mar no salirse de sus límites, cuando puso las bases de la tierra, allí estaba yo, fielmente, a su lado. Yo era su constante fuente de alegría, y jugueteaba en su presencia a todas horas; jugueteaba en el mundo creado, ¡me sentía feliz por el género humano!
Y ahora, hijos míos, escúchenme; sigan mi ejemplo y serán felices. Atiendan a la instrucción; no rechacen la sabiduría. Feliz aquel que me escucha, y que día tras día se mantiene vigilante a las puertas de mi casa. Porque hallarme a mí es hallar la vida y ganarse la buena voluntad del Señor; pero apartarse de mí es poner la vida en peligro; ¡odiarme es amar la muerte!
Busquemos la sabiduría en nuestra relación personal con El Señor. Sólo Él, viviendo dentro de nosotros nos puede dar la verdadera sabiduría que viene de Dios.
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