Nosotros tenemos la oportunidad de cambiar el mundo. Para eso, trabajemos en nuestro entorno familiar, pues solo cuando la familia sea sana, el mundo será sano. Concentrémonos en la formación de nuestros hijos: La violencia, las adicciones, los vicios, los resentimientos, la baja autoestima y todos los males que aquejan a la humanidad, se inician en el seno de la familia. Nuestro Padre celestial es nuestro mejor ejemplo de cómo formar a los hijos y sólo Él puede guiarnos y enseñarnos a ser buenos padres y a través de la formación de nuestros hijos, contribuir a mejorar el mundo en que vivimos. Pidamos ayuda a nuestro Padre.
Señor:
Ayúdanos a comprender a nuestros hijos y a escuchar pacientemente lo que tengan que decir.
Danos la paciencia necesaria para contestar con cariño todas sus preguntas.
Haznos tan amable con ellos, como quisiéramos que ellos fueran con nosotros.
Enséñanos a tratarlos siempre con amor.
Danos el valor de confesar y aceptar nuestras faltas cuando actuamos mal con ellos.
Capacítanos para no burlarnos de sus errores, ni humillarlos o avergonzarlos.
Guíanos para que nuestro ejemplo siempre sea un buen modelo para ellos.
Te pido que ellos siempre vean en nosotros honestidad e integridad.
Controla nuestra lengua para que nunca escuchen en nosotros la crítica, el chisme y la murmuración.
Domina en nosotros la ira para que ellos nunca la vean.
Transfórmanos en fuente de estímulo y motivación.
Aconséjanos para no pedir de ellos más de lo que pueden dar.
Permítenos darles la oportunidad de ser independientes para pensar, escoger y tomar decisiones de acuerdo a su edad.
Vigílanos para que nunca les causemos agresiones físicas o verbales.
Adiéstranos para corregirlos y disciplinarlos cuando sea necesario.
Fórmanos para que les demostremos nuestro amor con palabras, lenguaje corporal y dedicación de tiempo.
Entrénanos para discernir anhelos y deseos superfluos de verdaderas necesidades.
Guárdanos para nunca darles algo que les causará daño.
¡Señor nosotros queremos ser buenos padres como tú, para que nuestros hijos se conviertan en adultos con principios y valores basados en tu eterna sabiduría!
Amén.
Mateo 5:48
Sean ustedes perfectos, como su Padre que está en el cielo es perfecto.
Mateo 23:9
Y no llamen ustedes padre a nadie en la tierra, porque tienen solamente un Padre: el que está en el cielo.
Juan 3:6
Lo que nace de padres humanos, es humano; lo que nace del Espíritu, es espíritu.
Efesios 6:14
Hijos, obedezcan a sus padres como agrada al Señor, porque esto es justo. El primer mandamiento que contiene una promesa es este: Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra. Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor.
Colosenses 3:20-21
Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque esto agrada al Señor. Padres, no hagan enojar a sus hijos, para que no se desanimen.
Hebreos 12:6-11
Porque el Señor corrige a quien él ama, y castiga a aquel a quien recibe como hijo. Ustedes están sufriendo para su corrección: Dios los trata como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a quien su padre no corrija? Pero si Dios no los corrige a ustedes como corrige a todos sus hijos, entonces ustedes no son hijos legítimos. Además, cuando éramos niños, nuestros padres aquí en la tierra nos corregían, y los respetábamos. ¿Por qué no hemos de someternos, con mayor razón, a nuestro Padre celestial, para obtener la vida? Nuestros padres aquí en la tierra nos corregían durante esta corta vida, según lo que les parecía más conveniente; pero Dios nos corrige para nuestro verdadero provecho, para hacernos santos como él. Ciertamente, ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud.
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