¿Dónde está la felicidad? ¿En el dinero? ¿En el poder? ¿En el placer y la comodidad? ¿En el conocimiento? ¿En la fama y el reconocimiento? ¿En la salud y la fortaleza física? ¿En la belleza y atractivo personal? ¿En la popularidad y aceptación? ¿Representan estos aspectos la felicidad?
Si estos aspectos representaran fielmente la felicidad, entonces las personas más felices del mundo serían: los ricos, los poderosos, los que viven una vida de placer y comodidad, los eruditos, los famosos, los fuertes y sanos, los atractivos y bellos, los populares y aceptados, etc.
Y sabemos que no son los más felices porque lo hemos visto en personas que conocemos o en las biografías que hemos leído. Las pruebas históricas nos comprueban que el dinero, el poder, el placer y la comodidad, el conocimiento, la fama y el reconocimiento, la salud y la fortaleza física, la belleza y atractivo personal, la popularidad y aceptación, no representan los aspectos que producen la felicidad.
Cada uno de esos aspectos no tiene nada de malo y de hecho son agradables de tener. El problema está en que nos deslumbran, nos ciegan y nos hacen perder la perspectiva correcta y el equilibrio necesario para el logro verdadero de la felicidad.
Entonces ¿Dónde está la felicidad?
No busquemos felicidad donde ya sabemos que no está. Busquémosla donde Nuestro Señor nos ha dicho que la hallaremos. El que tenga oídos para oír que oiga.
Mateo 13:44
El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un terreno. Un hombre encuentra el tesoro, y lo vuelve a esconder allí mismo; lleno de alegría, va y vende todo lo que tiene, y compra ese terreno.
Lucas 1:47
Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador.
Lucas 2:9-11
De pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho miedo. Pero el ángel les dijo: No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.
Lucas 14:13-14
Al contrario, cuando tú des un banquete, invita a los pobres, los inválidos, los cojos y los ciegos; y serás feliz. Pues ellos no te pueden pagar, pero tú tendrás tu recompensa el día en que los justos resuciten.
Juan 4:36
El que trabaja en la cosecha recibe su paga, y la cosecha que recoge es para vida eterna, para que tanto el que siembra como el que cosecha se alegren juntamente.
Juan 8:56
Abraham, el antepasado de ustedes, se alegró porque iba a ver mi día; y lo vio, y se llenó de gozo.
Juan 15:10-12
Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les hablo así para que se alegren conmigo y su alegría sea completa. Mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros como yo los he amado a ustedes.
Juan 16:20-24
Les aseguro que ustedes llorarán y estarán tristes, mientras que la gente del mundo se alegrará. Sin embargo, aunque ustedes estén tristes, su tristeza se convertirá en alegría. Cuando una mujer va a dar a luz, se aflige porque le ha llegado la hora; pero después que nace la criatura, se olvida del dolor a causa de la alegría de que haya nacido un hombre en el mundo. Así también, ustedes se afligen ahora; pero yo volveré a verlos, y entonces su corazón se llenará de alegría, una alegría que nadie les podrá quitar. En aquel día ya no me preguntarán nada. Les aseguro que el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. Hasta ahora, ustedes no han pedido nada en mi nombre; pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.
Juan 17:12-14
Cuando yo estaba con ellos en este mundo, los cuidaba y los protegía con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado. Y ninguno de ellos se perdió, sino aquel que ya estaba perdido, para que se cumpliera lo que dice la Escritura. Ahora voy a donde tú estás; pero digo estas cosas mientras estoy en el mundo, para que ellos se llenen de la misma perfecta alegría que yo tengo. Yo les he comunicado tu palabra, pero el mundo los odia porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
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