miércoles, 26 de enero de 2011

¿Estás Equilibrado?

Tu vida tiene diferentes aspectos, aristas, necesidades, responsabilidades, deberes y derechos, y todos pueden agruparse dentro de estas categorías:
  1. Tu vida espiritual y tu relación personal con Dios.
  2. Tu salud física, mental y emocional.
  3. Tu esposa, hijos y el resto de tu familia.
  4. Tu trabajo, tu carrera profesional y tus finanzas personales.
  5. Tus amigos, vecinos y tu relación con la comunidad en general.

¿Cómo está tu balance entre estos cinco grupos? ¿Cómo está tu equilibrio en cantidad y calidad de tiempo y esfuerzos en los cinco grupos? ¿Cuáles son tus prioridades? Si revisamos tu agenda de los últimos 30 días ¿veríamos equilibrio? Si vemos tu planificación de los próximos 30 días ¿Qué encontraríamos?

Obviamente los cinco grupos requieren de diferentes dedicaciones de tiempos y esfuerzos, pero el equilibrio se nota en los resultados: ¿Tienes amigos? ¿Has compartido con tus vecinos? ¿Participas en alguna actividad comunitaria? ¿Cómo están tu carrera profesional y tus finanzas personales? Si conversamos con tu esposa, hijos y familia cercana ¿Qué nos contarían sobre ti? ¿Les dedicas tiempo y calidad de tiempo a ellos? ¿Cuidas tu salud? ¿Te alimentas balanceadamente? ¿Haces ejercicios? ¿Fumas? ¿Bebes? ¿Descansas apropiadamente? ¿Dedicas tiempo a tu entretenimiento y diversión? ¿Cómo está tu relación personal con Dios? ¿Cómo está tu vida espiritual? ¿Es Dios el centro de tu vida? ¿Es para ti lo más importante?

No es fácil. El equilibrio hay que ganarlo con mucho esfuerzo y disciplina y cada uno de nosotros buscará y desarrollará diferentes caminos para lograr ese, tan necesario, equilibrio.

Hay algunos factores que debemos tomar en cuenta y que nos ayudarán de una manera significativa en el logro del equilibrio:
  1. No te compares con otras personas.
  2. No tengas objetivos que te han fijado otras personas.
  3. Para asignar prioridades escucha a tu corazón.
  4. Vive en el presente. No dependas del pasado, ni te obsesiones con el futuro.
  5. No te rindas demasiado fácil.
  6. No trates de ser perfecto y mucho menos tratar de demostrarlo a los demás.
  7. No huyas de los riesgos, Todas las buenas metas tienen riesgos implícitos.
  8. Has del amor una meta de vida. Regálalo sin esperar nada a cambio y déjalo libre.
  9. No te apresures en la vida. Disfruta donde estás y ten paciencia para llegar a donde quieres llegar.
  10. Nunca pienses que ya no hay nada que aprender. Mantén un saludable apetito por nuevos conocimientos.

Romanos 13:8-14
La responsabilidad hacia los demás: No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley. Porque los mandamientos que dicen: «No cometas adulterio», «No mates», «No robes», «No codicies», y todos los demás mandamientos, se resumen en este precepto: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.» El amor no perjudica al prójimo. Así que el amor es el cumplimiento de la ley. Hagan todo esto estando conscientes del tiempo en que vivimos. Ya es hora de que despierten del sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca que cuando inicialmente creímos. La noche está muy avanzada y ya se acerca el día. Por eso, dejemos a un lado las obras de la oscuridad y pongámonos la armadura de la luz. Vivamos decentemente, como a la luz del día, no en orgías y borracheras, ni en inmoralidad sexual y libertinaje, ni en disensiones y envidias. Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa.

Gálatas 6:1-10
La ayuda mutua: Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado. Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo. Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo. Cada cual examine su propia conducta; y si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie. Que cada uno cargue con su propia responsabilidad. El que recibe instrucción en la palabra de Dios, comparta todo lo bueno con quien le enseña. No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.

1 Tesalonicenses 4:1-12
La vida que agrada a Dios: Por lo demás, hermanos, les pedimos encarecidamente en el nombre del Señor Jesús que sigan progresando en el modo de vivir que agrada a Dios, tal como lo aprendieron de nosotros. De hecho, ya lo están practicando. Ustedes saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús. La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa, sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios; y que nadie perjudique a su hermano ni se aproveche de él en este asunto. El Señor castiga todo esto, como ya les hemos dicho y advertido. Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad; por tanto, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, quien les da a ustedes su Espíritu Santo. En cuanto al amor fraternal, no necesitan que les escribamos, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros. En efecto, ustedes aman a todos los hermanos que viven en Macedonia. No obstante, hermanos, les animamos a amarse aún más, a procurar vivir en paz con todos, a ocuparse de sus propias responsabilidades y a trabajar con sus propias manos. Así les he mandado, para que por su modo de vivir se ganen el respeto de los que no son creyentes, y no tengan que depender de nadie.

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