¿El crecimiento y el desarrollo son un logro interno o externo? ¿Logramos crecer y prosperar compitiendo contra alguien o alcanzando nuestras propias metas? Obviamente competir contra alguien nos presiona y hace que vayamos más lejos, más rápido, más alto, más profundo y mejor que antes.
Sin embargo, cuando revisamos la historia del mundo, los logros más espectaculares e impactantes se han alcanzado cuando alguien se ha puesto una meta y ha luchado por alcanzarla por razones propias, no por competir contra alguien.
Competir puede ser divertido, pero alcanzar es sublime. El problema es que al competir muchas veces actuamos "contra" alguien y esa actitud no desarrolla lo mejor de nosotros como seres humanos. Cuando tratamos de alcanzar nunca vamos en "contra" de alguien y siempre vamos a favor de nosotros. Positivo en todos los sentidos.
Es por esto, nuestra misión en la vida no es ir delante de los demás, sino ir delante de nosotros mismos, romper nuestra propia marca, dejar atrás nuestro ayer por nuestro hoy.
Filipenses 3:12-14
Sin embargo, cuando revisamos la historia del mundo, los logros más espectaculares e impactantes se han alcanzado cuando alguien se ha puesto una meta y ha luchado por alcanzarla por razones propias, no por competir contra alguien.
Competir puede ser divertido, pero alcanzar es sublime. El problema es que al competir muchas veces actuamos "contra" alguien y esa actitud no desarrolla lo mejor de nosotros como seres humanos. Cuando tratamos de alcanzar nunca vamos en "contra" de alguien y siempre vamos a favor de nosotros. Positivo en todos los sentidos.
Es por esto, nuestra misión en la vida no es ir delante de los demás, sino ir delante de nosotros mismos, romper nuestra propia marca, dejar atrás nuestro ayer por nuestro hoy.
Filipenses 3:12-14
No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.
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