jueves, 13 de enero de 2011

Amor Puro

Independientemente de la adversidad que estés enfrentando y aunque la más densa oscuridad te rodee, hay alguien que te observa, te escucha, te ayuda, te cuida, te guía y te ama profundamente. Tu vida y todo lo que hay en este universo son su Creación y representan la prueba más fiel que puedes tener de su presencia aquí, contigo, en medio de ti.

Creador y dueño de todo lo visible e invisible, todo lo puede hacer, lo sabe todo, es compasivo, es misericordioso, es justo, es santo, es fiel y sobre todo es puro amor. Él nunca te dejará. Su amor es el único amor verdadero y Él es el único que puede darte la verdadera paz. El amor de Dios es demasiado grande y realmente nunca podrás comprender su amor por ti.

Cada mañana, Él abre tus ojos y te habla del gran amor que siente por ti, a través de todas las sensaciones agradables de la vida, la bella creación que ves y el amor de las personas que te rodean. Lo que quiere hacer por ti todos los días, es: cuidarte, proveer para tus necesidades, hacerte feliz y librarte de toda preocupación. Entiende que todo esto viene de Él, acéptalo y agradécelo. Acude a Él y confía en Su inmenso poder. Él quiere sostener y abrigar tu corazón en Sus amorosas manos. Permite que Su amor entre en tu vida todos los días.

Si lo buscas a Él y a Su amor, los encontrarás en todas partes. Él es Tu Padre Celestial.

Juan 3:16
Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.

Juan 17:20-26
No te ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí al oír el mensaje de ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa, así como tú y yo somos una sola cosa: yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno, y que así el mundo pueda darse cuenta de que tú me enviaste, y que los amas como me amas a mí. Padre, tú me los diste, y quiero que estén conmigo donde yo voy a estar, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes que el mundo fuera hecho. Oh Padre justo, los que son del mundo no te conocen; pero yo te conozco, y estos también saben que tú me enviaste. Les he dado a conocer quién eres, y aún seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y para que yo mismo esté en ellos.

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