El perdón es la expresión más genuina de amor y sólo el amor puede liberarnos de las ataduras del resentimiento que nos amarga el alma y enferma el cuerpo. La falta de amor se traduce en la falta de perdón que nos ata desde el resentimiento. Esa atadura es sumamente destructiva para el espíritu y agota nuestros recursos emocionales.
Para perdonar debemos comenzar con aceptar lo que ocurrió. Si sucedió y nos sucedió a nosotros. Pasó porque tenía que pasar. No es mala suerte ni casualidad. Sucedió porque tenía que suceder y por más desagradable que sea, aprenderemos de la experiencia. El perdón comienza con la aceptación de lo que pasó.
Para perdonar no es necesario que estemos de acuerdo con lo que pasó y mucho menos que lo aprobemos. Tampoco significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que nos lastimó. Sólo significa dejar de lado aquellos pensamientos, sentimientos, actitudes y acciones, que nos causan dolor, enojo y resentimiento, por amor a nuestro prójimo. ¿Somos infalibles y por eso no podemos perdonar? Recordemos que seremos medidos con la misma vara con la que medimos y que para ser perdonados debemos primero perdonar.
¿A quién necesitamos perdonar? El Perdón es de las almas humildes que obedecen al Señor. ¡Perdonemos!
Mateo 6:12
Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal.
Mateo 6:14-15
Porque si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes; pero si no perdonan a otros, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus pecados.
Mateo 18:21-35
Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús: Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me hace algo malo? ¿Hasta siete? Jesús le contestó: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, sucede con el reino de los cielos como con un rey que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. Estaba comenzando a hacerlas cuando le presentaron a uno que le debía muchos millones. Como aquel funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que quedara pagada la deuda. El funcionario se arrodilló delante del rey, y le rogó: Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré todo. Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la deuda y lo puso en libertad. Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero suyo que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello y comenzó a estrangularlo, diciéndole: ¡Págame lo que me debes! El compañero, arrodillándose delante de él, le rogó: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo. Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda. Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a contarle al rey todo lo sucedido. Entonces el rey lo mandó llamar, y le dijo: ¡Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues tú también debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti. Y tanto se enojó el rey, que ordenó castigarlo hasta que pagara todo lo que debía. Jesús añadió: Así hará también con ustedes mi Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a u hermano.
Marcos 11:25
Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra otro, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.
Lucas 6:37
No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará.
Lucas 7:47
Por esto te digo que sus muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; pero la persona a quien poco se le perdona, poco amor muestra.
Lucas 11:4
Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos han hecho mal. No nos expongas a la tentación.
Lucas 23:34
Jesús dijo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
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Mateo 10:8b
Ustedes recibieron gratis este poder; no cobren tampoco por emplearlo.
1 Pedro 4:10
Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
2 Juan 1:8
Tengan ustedes cuidado, para no perder el resultado de nuestro trabajo, sino recibir su recompensa completa.
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