miércoles, 13 de octubre de 2010

¿A Quién Pertenezco?

Hay muchos que piensan que las cosas de Dios no son para ellos. Sin embargo, a pesar de eso, Dios los sigue buscando.

Hay otros que creen en Jesucristo y lo aceptan como su Señor y Salvador, pero no comprenden que deben someter toda su vida a la voluntad de Dios. Sin embargo, a pesar de eso, Dios les presenta circunstancias para que aprendan a someterse.

En ambos casos, el problema esta en comprender y aceptar, que tenemos un Padre en el cielo, creador de todo lo visible e invisible, Señor de señores, Rey de reyes, Dios Todopoderoso y que todo lo sabe. O sea, nuestro Padre, a quien le importamos y que nos ama profundamente.
 
Si comprendiéramos quien es Él y cómo es Él, ¿Cómo podríamos no interesarnos en Él y someternos a Él?

Necesitamos creer en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador e invitarlo a entrar en nuestra vida, aprender a amarlo mas que a nada ni a nadie, vivir con él todos los días y someternos a Él,  bajo su guía y pastoreo, con agradecimiento. Todos los días y en todas las cosas, no sólo de vez en cuando, sino constantemente y en todo. Debemos amarlo y someternos a Él, no porque nos va a dar lo que queremos, sino porque es lo que necesitamos para poder tener vida abundante y con propósito, desde ahora y hasta la eternidad.

Nuestro agradecimiento no es por lo que va a hacer por nosotros, sino por todo lo que ya hizo. Porque Él ya hizo por nosotros todo lo que necesitamos. Y aquí viene la gran pregunta: ¿A quién pertenecemos?

¿A quién le pertenecemos realmente? ¿A nosotros mismos? ¿Somos dueños de nuestro destino? ¿Qué podemos hacer por nosotros mismos? ¿Cómo puedo tener dudas de identidad si hay alguien a quien llamo Señor? Debemos comprender que cuando decimos que alguien es nuestro Señor, es porque le pertenecemos. Así está en la historia del mundo. La gran diferencia es que en la historia, los señores ganaban a la gente en batalla o las compraban y se convertían en sus señores independientemente de la voluntad de las personas. En nuestro caso, nuestro Señor vino a ganarnos en batalla y lo hizo, entregando Su Vida para eso. Nos compró con el precio de su martirio, pasión y muerte. Pero luego de comprarnos nos dejo libres y nosotros tenemos que tomar la decisión de someternos a Él o no. Ojo: nos compró por el precio más alto jamás pagado y nos dejó libres para decidir si le pertenecemos o no.

Entonces, si lo llamamos a Él "Mi Señor", es porque hemos decidido voluntariamente ser suyos y someternos a Él. Lo que no podemos hacer es llamarlo Señor y querer ser nuestros propios dueños. Eso, simplemente, no es posible.

Ahora nos toca decidir: ¿A quién queremos pertenecer?
 
Mateo 3:8
Pórtense de tal modo que se vea claramente que se han vuelto al Señor.
 
Mateo 4:10
Jesús le contestó: Vete, Satanás, porque la Escritura dice: Adora al Señor tu Dios, y sírvele solo a él.
 
Mateo 7:21
No todos los que me dicen: Señor, Señor, entrarán en el reino de los cielos, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Padre celestial.
 
Mateo 22:37
Jesús le dijo: Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.

Mateo 22:43-45
Entonces les dijo Jesús: ¿Pues cómo es que David, inspirado por el Espíritu, lo llama Señor? Porque David dijo: El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que yo ponga a tus enemigos debajo de tus pies. ¿Cómo puede el Mesías descender de David, si David mismo lo llama Señor?


Lucas 6:46
¿Por qué me llaman ustedes, Señor, Señor, y no hacen lo que les digo?

Juan 13:13
Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy.


Juan 14:7-9
Si ustedes me conocen a mí, también conocerán a mi Padre; y ya lo conocen desde ahora, pues lo han estado viendo. Felipe le dijo entonces: Señor, déjanos ver al Padre, y con eso nos basta. Jesús le contestó: Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿por qué me pides que les deje ver al Padre?

Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
 
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Mateo 10:8b
Ustedes recibieron gratis este poder; no cobren tampoco por emplearlo.
1 Pedro 4:10
Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
2 Juan 1:8
Tengan ustedes cuidado, para no perder el resultado de nuestro trabajo, sino recibir su recompensa completa.

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