Somos libres para hacer con nuestra vida lo que se nos antoje. ¿Es eso cierto? Por lo menos tenemos la libertad de ocuparnos en lo que queramos y hasta donde lo permitamos: Estudiamos, trabajamos, practicamos deportes, hacemos ejercicios, nos divertimos, viajamos, cultivamos hobbies, mantenemos relaciones familiares y personales, participamos en la comunidad, etc. Realmente nos mantenemos siempre muy ocupados.
Una de las características de nuestro ocupado y diverso estilo de vida, es que no nos queda tiempo para Dios. Todos creemos en Dios y no queremos admitir que Dios no es importante para nosotros, el problema es que estamos tan ocupados, que hacemos todo lo demás y al final Dios se queda afuera de nuestra agenda y pareciera que no tiene mucho que ver con nuestra vida. Creemos en Dios pero: ¿Es importante para nosotros? ¿Lo amamos con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas y con toda nuestra mente? ¿Tenemos una relación personal con Él? ¿Lo sentimos cercano? ¿Lo buscamos? ¿Hablamos con Él con frecuencia? ¿Le dedicamos tiempo? ¿Le damos el primer lugar de nuestra agenda?
Ahora, todo cambia cuando tenemos un problema y no tenemos solución ni a quien recurrir. En esa situación, si tenemos tiempo para Dios y tenemos todo el tiempo del mundo. Oramos, clamamos, pedimos, lloramos y casi le exigimos que nos escuche y que nos de la solución, porque es nuestro Dios, nuestro Padre y nos ama. Es obvio que merecemos que Él nos solucione nuestros problemas. Las cosas no pueden ser así ¿Cierto? Esa es la razón de la ansiedad, la tristeza, el desánimo, el miedo, el estrés y la falta de paz que nos controla. Además cedemos fácilmente ante las tentaciones y nuestra fuerza de voluntad está cada vez más minada.
La pregunta es: Cuando hacemos uso de nuestra libertad y libre albedrío, ¿Hacemos las escogencias correctas? ¿Mostramos sabiduría en la distribución de nuestro tiempo? ¿Le damos el tiempo adecuado a los asuntos más importantes? ¿Somos capaces de controlar el uso del tiempo? ¿Qué tal si cambiamos y dejamos a Dios el control de todo? ¿Qué tal si dejamos que nos guíe? ¿Por qué no decidimos caminar con El Señor en lugar de caminar solos?
¿Por qué no probamos ser humildes y reconocer que El Señor es lo más importante en nuestra vida en lugar del orgullo y la soberbia que nos hace creer que somos autosuficientes? La humildad nos conduce a la luz de la vida y el orgullo y la soberbia nos lleva a las tinieblas de la muerte. ¡Es nuestra decisión!
1 Pedro 5:6-7
Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los enaltezca a su debido tiempo. Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes.
Mateo 22:36-40
Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? Jesús le dijo: Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más importante y el primero de los mandamientos. Pero hay un segundo, parecido a este; dice: Ama a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se basan toda la ley y los profetas.
Marcos 12:28-33
Al ver que Jesús les había contestado bien, uno de los maestros de la ley, que los había oído discutir, se acercó a él y le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Pero hay un segundo: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Ningún mandamiento es más importante que estos. El maestro de la ley le dijo: Muy bien, Maestro. Es verdad lo que dices: hay un solo Dios, y no hay otro fuera de él. Y amar a Dios con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios que se queman en el altar.
Lucas 10:25-28
Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó: Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? El maestro de la ley contestó: Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y ama a tu prójimo como a ti mismo. Jesús le dijo: Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida.
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
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Mateo 10:8b
Ustedes recibieron gratis este poder; no cobren tampoco por emplearlo.
1 Pedro 4:10
Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
2 Juan 1:8
Tengan ustedes cuidado, para no perder el resultado de nuestro trabajo, sino recibir su recompensa completa.
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