Todos los seres humanos nacemos de la carne. Sin embargo, para poder entrar en la vida eterna necesitamos nacer de nuevo, pero del Espíritu. Cuando hemos nacido del Espíritu, cada pequeña tarea que hacemos nos parece maravillosa. Cualquier cosa, lo que sea, puede hacerse en el espíritu y resulta algo productivo, con sentido y lo hacemos con ilusión, entendiendo que es parte del plan de Dios.
Pero si obramos en la carne, las tareas pueden ser tediosas, aburridas, improductivas, sin sentido e injustas y perdemos toda ilusión, sin comprender cual es el plan de Dios en lo que hacemos. Terminamos deprimidos y desanimados.
No importa lo que tengamos que hacer: fácil o difícil, pesado o ligero, complejo o sencillo, rutinario o diferente, visible o detrás de bastidores, importante o humilde, grande o pequeño, limpio o sucio, cualquier cosa. El espíritu puede hacer que cualquier tarea resulte maravillosa. Lo podemos hacer en la motivación del Espíritu o en la motivación de la carne. Como nos sentimos haciéndolo nos indica la motivación que tenemos.
Demos gracias al Señor por Su Espíritu, por el contacto vital que tenemos con Él y con Su Fuerza, Belleza, Poder y Sabiduría. En su Espíritu nuestra vida está llena de emoción y no hay equivocación. En Su Espíritu, ¡podemos tener un triunfo arrollador!
Lo que hacemos, ¿está lleno de poder y entusiasmo divinos? Si no es así, ¡son obras muertas! ¡Que Dios nos ayude a utilizar el fogoso poder de Su Espíritu en todo lo que hagamos!
Juan 3:1-12
Había un fariseo llamado Nicodemo, que era un hombre importante entre los judíos. Este fue de noche a visitar a Jesús, y le dijo: Maestro, sabemos que Dios te ha enviado a enseñarnos, porque nadie podría hacer los milagros que tú haces, si Dios no estuviera con él. Jesús le dijo: Te aseguro que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le preguntó: ¿Y cómo puede uno nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso podrá entrar otra vez dentro de su madre, para volver a nacer? Jesús le contestó: Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de padres humanos, es humano; lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañes de que te diga: Todos tienen que nacer de nuevo. El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son también todos los que nacen del Espíritu. Nicodemo volvió a preguntarle: ¿Cómo puede ser esto? Jesús le contestó: ¿Tú, que eres el maestro de Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos, y somos testigos de lo que hemos visto; pero ustedes no creen lo que les decimos. Si no me creen cuando les hablo de las cosas de este mundo, ¿cómo me van a creer si les hablo de las cosas del cielo?
2 Corintios 3:56
No es que nosotros mismos estemos capacitados para considerar algo como nuestro; al contrario, todo lo que podemos hacer viene de Dios, pues él nos ha capacitado para ser servidores de una nueva alianza, basada no en una ley, sino en la acción del Espíritu. La ley condena a muerte, pero el Espíritu de Dios da vida.
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
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Mateo 10:8b
Ustedes recibieron gratis este poder; no cobren tampoco por emplearlo.
1 Pedro 4:10
Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
2 Juan 1:8
Tengan ustedes cuidado, para no perder el resultado de nuestro trabajo, sino recibir su recompensa completa.
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