Hay personas que han pasado por la experiencia de estar a la deriva en alta mar o náufragos en una isla desierta y en ambos casos sin una provisión de agua dulce. Muchas de esas personas han cometido el peor error que se puede cometer en esos casos. Al sentir una sed desesperante, beben agua salada, y por la sal y arena contenida en la misma, lejos de saciarse, sienten más sed. La sal y la arena que introducen en su cuerpo los deshidrata aun más y su situación, luego de beber al agua salada es mucho peor que cuando tenían sed antes de beber.
De igual manera, hay personas que han pasado por la experiencia de estar a la deriva o náufragos en la vida y en ambos casos sin una provisión de amistad, cariño, amor, atención, respeto, aceptación, comprensión y solidaridad. Muchas de esas personas han cometido el peor error que se puede cometer en esos casos. Al sentir su necesidad desesperante, buscan saciarse con cosas, que lejos de saciarlos, los dejan peor que antes y su situación luego de beber “esas aguas” es mucho peor que cuando tenían su necesidad.
¿Cuál es tu necesidad? ¿Tienes sed? ¿Qué te falta? ¿Qué necesitas? ¿Qué has buscado para saciarte?: ¿Alcohol? ¿Drogas? ¿Sexo? ¿Comida? ¿Juegos y Apuestas? ¿Viajes y Fiestas? ¿Pornografía? ¿Vida Social? ¿Trabajo? ¿Poder? ¿Mal Carácter? ¿Rabia o Ira? ¿Escudo de insensibilidad? ¿Embellecimiento Personal? ¿Hobbies? ¿Ocultismo? ¿De qué otras formas has tratado de llenar tu vacío?
Sin embargo, tu vacío sigue allí. Tu sed no se ha calmado. Tu necesidad es aun mayor. Beber de “esas aguas” te ha dejado peor que antes. Por lo tanto, no busques más saciar tu sed, cualquiera que sea, en las cosas de este mundo. El único que puede saciarte es tu Amigo y Señor: Jesús. Haz la prueba, no cuesta nada y lo ganas todo.
¡Sólo Jesús puede calmar tu sed, llenar tu vacío, saciar tu necesidad! Búscalo. Habla con Él. Cuéntale tu necesidad. Pídele que te de Su agua de vida.
Juan 4:6-14
Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En eso, una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús le dijo: Dame un poco de agua. Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides agua a mí, que soy samaritana? Jesús le contestó: Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo: ¿de dónde vas a darme agua viva? Nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo, del que él mismo bebía y del que bebían también sus hijos y sus animales. ¿Acaso eres tú más que él? Jesús le contestó: Todos los que beben de esta agua, volverán a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que brotará dándole vida eterna.
Juan 6:35
Y Jesús les dijo: Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed.
Juan 7:37-38
El último día de la fiesta era el más importante. Aquél día Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte: Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquél correrán ríos de agua viva.
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
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Mateo 10:8b
Ustedes recibieron gratis este poder; no cobren tampoco por emplearlo.
1 Pedro 4:10
Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
2 Juan 1:8
Tengan ustedes cuidado, para no perder el resultado de nuestro trabajo, sino recibir su recompensa completa.
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