domingo, 22 de agosto de 2010

Tu Prójimo

Tu Prójimo
 
Prójimo significa próximo. O sea, el que está próximo a ti, a tu lado. Tu esposa es tu prójimo, tus hijos son tu prójimo, tus padres son tu prójimo, toda tu familia es tu prójimo, también tus vecinos, tus amigos y tus compañeros de trabajo. Cuando ese vagabundo, recoge latas, pordiosero, sucio, maloliente y posiblemente maleante, se detiene a tu lado, también es tu prójimo. Todo aquel que esté a tu lado en algún momento por cualquier circunstancia, es tu prójimo. Nada sucede por casualidad y cuando un ser humano llega a tu lado es posible que sea Dios quien lo hace para que ayudemos.
 
Nunca tendremos todas las respuestas para sus preguntas, ni tendremos soluciones para todos tus problemas, pero siempre los podemos escuchar, darles un consejo y compartir con ellos lo que tengamos que los pueda ayudar. No puedo impedir sus dudas, miedos y temores, pero siempre podemos hacer un esfuerzo para estar a su lado para acompañarlos y fortalecerlos. No podemos cambiar el pasado ni tenemos control sobre el futuro, pero si podemos hacer algo por ellos, hoy. Ellos pueden equivocarse y cometer errores por su propia cuenta y nosotros no estamos aquí para juzgarlos sino para darles una mano amiga en el momento en que más lo necesiten.
 
El sufrimiento de nuestro prójimo puede ser ajeno a nosotros, pero está ahí, a nuestro lado y en ese momento es nuestro prójimo. No importa quien sea, ni como sea, ni que haya hecho, debemos amarlo ahí mismo, en ese momento y en ese lugar.
 
En el tiempo de Jesús, los samaritanos eran tan despreciados por los judíos que les llamaban perros porque no respetaban todas las tradiciones judías. Sin embargo, Jesús utilizó a un samaritano para la parábola del amor al prójimo. Su mensaje es que el corazón dispuesto a amar y que agrada a Dios, no depende de la tradición religiosa.
 
Dispón tu corazón para amar al prójimo. Recuerda que cuando Dios pone a un ser humano a tu lado, espera lo mejor de ti. No le falles.
 
Lucas 10:25-37
Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó: Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? El maestro de la ley contestó: Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y ama a tu prójimo como a ti mismo. Jesús le dijo: Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida. Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? Jesús entonces le contestó: Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva. Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos? El maestro de la ley contestó: El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo: Pues ve y haz tú lo mismo.
 
Mateo 22:36-40
Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? Jesús le dijo: Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más importante y el primero de los mandamientos. Pero hay un segundo, parecido a este; dice: Ama a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se basan toda la ley y los profetas.
 
Marcos 12:30-34
Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Pero hay un segundo: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Ningún mandamiento es más importante que estos. El maestro de la ley le dijo: Muy bien, Maestro. Es verdad lo que dices: hay un solo Dios, y no hay otro fuera de él. Y amar a Dios con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios que se queman en el altar. Al ver Jesús que el maestro de la ley había contestado con buen sentido, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas.
 
 
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
 
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Mateo 10:8b
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1 Pedro 4:10
Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
2 Juan 1:8

Tengan ustedes cuidado, para no perder el resultado de nuestro trabajo, sino recibir su recompensa completa. 

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