lunes, 16 de agosto de 2010

Libertad Transformadora

Libertad Transformadora
 
Si leemos la historia de la liberación del endemoniado que encontramos en Marcos 5:120 y en Lucas 8:2639, vemos el extraordinario poder transformador de Jesús. Este hombre endemoniado no se vestía, vivía en los sepulcros y andaba por las colinas, gritando y golpeándose con piedras. Terrible situación para un ser humano que era cautivo de unos demonios.
 
¿Cuáles habían sido los métodos que habían usado los vecinos del sector para solucionar el problema del endemoniado? Le habían atado los pies y las manos con cadenas y grilletes, y lo mantenían bajo custodia para tratar de controlarlo. Ninguno de estos métodos se caracterizaba por misericordia o compasión. Más bien, tenían una clase de agresividad o violencia. Estos métodos trataban de controlar al hombre cautivo y dejaban libres a los demonios que lo controlaban y torturaban.
 
Nuestro Señor actuó diferente. Controló a los demonios y dejó libre al hombre cautivo. El Señor liberó al hombre, para proporcionarle una vida nueva y transformada. Una libertad transformadora. Queremos resaltar la profundidad de ese cambio. Cuando los vecinos de la zona llegaron encontraron al que había estado endemoniado, sentado, vestido y en su sano juicio. Antes andaba por las colinas, gritando y golpeándose con piedras; ahora estaba sentado. Antes andaba desnudo; ahora estaba vestido. Antes era un demente sin juicio; ahora estaba en su sano juicio. ¡Qué tremenda transformación! Es precisamente su condición transformada la que impactó tan profundamente a los habitantes del lugar.
 
Ante el triste y trágico cuadro de una humanidad que va hacia su destrucción, controlada y guiada por el diablo y los demonios que lo siguen, tenemos a Jesucristo Nuestro Señor, ante quién huyen y piden clemencia todos los demonios y el diablo mismo. Si eres cautivo de la droga, el alcohol, el cigarrillo, la depresión, la lujuria, la comida, la avaricia, la envidia, la ira, el odio, la contienda, la impaciencia, la irritabilidad, la maldad, la arrogancia, la soberbia, el orgullo, la infidelidad, la deslealtad, el miedo, la falta de voluntad y dominio propio o de cualquier otra cosa, sólo Jesús puede ofrecerle una liberación total. Una liberación transformadora. Esa es la clase de cambios que Jesús quiere producir en la vida de todos nosotros. Ten fe en Él y pídele que te libere. Búscalo. Corre hacia Él. Pídele un encuentro personal, dondequiera que te encuentres, empleando tus propias palabras, pero como lo harías cuando hablas con un amigo que sabes que te ama.
 
Jesús te liberará y tu vida será transformada. Entonces, diles a todos lo que el Señor ha hecho por ti y cuéntales que Jesús te liberó.
 
Marcos 5:1-20
Llegaron al otro lado del lago, a la tierra de Gerasa. En cuanto Jesús bajó de la barca, se le acercó un hombre que tenía un espíritu impuro. Este hombre había salido de entre las tumbas, porque vivía en ellas. Nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Pues aunque muchas veces lo habían atado de pies y manos con cadenas, siempre las había hecho pedazos, sin que nadie lo pudiera dominar. Andaba de día y de noche por los cerros y las tumbas, gritando y golpeándose con piedras. Pero cuando vio de lejos a Jesús, echó a correr, y poniéndose de rodillas delante de él le dijo a gritos: ¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo! ¡Te ruego por Dios que no me atormentes! Hablaba así porque Jesús le había dicho: ¡Espíritu impuro, deja a ese hombre! Jesús le preguntó: ¿Cómo te llamas? Él contestó: Me llamo Legión, porque somos muchos. Y rogaba mucho a Jesús que no enviara los espíritus fuera de aquella región. Y como cerca de allí, junto al cerro, había gran número de cerdos comiendo, los espíritus le rogaron: Mándanos a los cerdos y déjanos entrar en ellos. Jesús les dio permiso, y los espíritus impuros salieron del hombre y entraron en los cerdos. Estos, que eran unos dos mil, echaron a correr pendiente abajo hasta el lago, y allí se ahogaron. Los que cuidaban de los cerdos salieron huyendo, y fueron a contar en el pueblo y por los campos lo sucedido. La gente acudió a ver lo que había pasado. Y cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron sentado, vestido y en su cabal juicio al endemoniado que había tenido la legión de espíritus. La gente estaba asustada, y los que habían visto lo sucedido con el endemoniado y con los cerdos, se lo contaron a los demás. Entonces comenzaron a rogarle a Jesús que se fuera de aquellos lugares. Al volver Jesús a la barca, el hombre que había estado endemoniado le rogó que lo dejara ir con él. Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, con tus parientes, y cuéntales todo lo que el Señor te ha hecho, y cómo ha tenido compasión de ti. El hombre se fue, y comenzó a contar por los pueblos de Decápolis lo que Jesús había hecho por él; y todos se quedaron admirados.
 
Lucas 8:26-39
Por fin llegaron a la tierra de Gerasa, que está al otro lado del lago, frente a Galilea. Al bajar Jesús a tierra, salió del pueblo un hombre que estaba endemoniado, y se le acercó. Hacía mucho tiempo que no se ponía ropa ni vivía en una casa, sino entre las tumbas. Cuando vio a Jesús, cayó de rodillas delante de él, gritando: ¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo! ¡Te ruego que no me atormentes! Dijo esto porque Jesús había ordenado al espíritu impuro que saliera de él. Muchas veces el demonio se había apoderado de él; y aunque la gente le sujetaba las manos y los pies con cadenas para tenerlo seguro, él las rompía y el demonio lo hacía huir a lugares desiertos. Jesús le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y él contestó: Me llamo Legión. Dijo esto porque eran muchos los demonios que habían entrado en él, los cuales pidieron a Jesús que no los mandara al abismo. Como había muchos cerdos comiendo en el cerro, los espíritus le rogaron que los dejara entrar en ellos; y Jesús les dio permiso. Los demonios salieron entonces del hombre y entraron en los cerdos, y estos echaron a correr pendiente abajo hasta el lago, y allí se ahogaron. Los que cuidaban de los cerdos, cuando vieron lo sucedido, salieron huyendo y fueron a contarlo en el pueblo y por el campo. La gente salió a ver lo que había pasado. Y cuando llegaron a donde estaba Jesús, encontraron sentado a sus pies al hombre de quien habían salido los demonios, vestido y en su cabal juicio; y tuvieron miedo. Y los que habían visto lo sucedido, les contaron cómo había sido sanado aquel endemoniado. Toda la gente de la región de Gerasa comenzó entonces a rogar a Jesús que se fuera de allí, porque tenían mucho miedo. Así que Jesús entró en la barca y se fue. El hombre de quien habían salido los demonios le rogó que le permitiera ir con él, pero Jesús le ordenó que se quedara, y le dijo: Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti. El hombre se fue y contó por todo el pueblo lo que Jesús había hecho por él.
 
 
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
 
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Mateo 10:8b
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1 Pedro 4:10
Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
2 Juan 1:8

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