viernes, 6 de agosto de 2010

¿Estás Seguro De Tu Fe?

¿Estás Seguro De Tu Fe?
 
La definición de fe, como ya sabemos, está en el libro de Hebreos, en el capítulo 11, versículo 1, y dice: Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.
 
El problema es que partiendo de esta definición y aplicando una interpretación muy particular, hemos transformado el concepto de fe en algo que no se ajusta al contexto bíblico integral. De acuerdo con la Biblia “en su totalidad”, Dios quiere nuestra salvación y pide nuestra obediencia absoluta a su palabra y a su voluntad. Dios es misericordioso y aunque fallemos en nuestra obediencia a su palabra y a su voluntad, Él está dispuesto a perdonarnos tantas veces como sea necesario, con la única condición de que nos arrepintamos “de corazón”. Solo Dios sabe si nuestro arrepentimiento es honesto, porque solo Dios conoce el corazón del ser humano.
 
Ahora bien, utilizando las palabras de Hebreos 11:1, hemos llegado a pensar y a enseñar que todo aquello que pidamos con fe, lo recibiremos. O sea que, hay que con la plena seguridad de recibir lo que se espera; orar convencidos de la realidad de cosas que no vemos, y entonces se hará realidad. Pero, ¿Y dónde queda la voluntad de Dios? ¿Qué tal si lo que yo estoy pidiendo no está de acuerdo con su voluntad? Dios puede responder a cualquier oración con un “Si”, con un “Si, pero ahora no” o con un “No”. Un buen ejemplo de cómo la voluntad de Dios está sobre cualquier petición humana, lo vemos en el pasaje que podemos leer en Mateo 20:20-23: La madre de los hijos de Zebedeo, junto con sus hijos, se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él para pedirle un favor. Jesús le preguntó: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Manda que en tu reino uno de mis hijos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda. Jesús contestó: Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber el trago amargo que voy a beber yo? Ellos dijeron: Podemos. Jesús les respondió: Ustedes beberán este trago amargo, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo, sino que se les dará a aquellos para quienes mi Padre lo ha preparado.
 
Por lo tanto, en el contexto bíblico, la definición: Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera y es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos., aplica a la garantía de que lo que Dios ha dicho y prometido, lo podemos esperar, con la certeza de que aunque no lo veamos ahora, sucederá. Cuando Dios dice “No” o “Sí, pero no ahora”, está haciendo Su voluntad y nosotros debemos aceptarlo, porque hemos decidido ser sus hijos obedientes y porque sabemos que aunque no lo entendamos, Él lo hace todo por nuestro bien.
 
Las promesas de Dios son nuestra propiedad porque Él nos las dio a nosotros y tenemos el título de propiedad en Su palabra. Usa tu propiedad. Usa las promesas de Dios. Para eso es la fe. Para creer que Sus promesas se cumplirán aunque parezca que imposible y las circunstancias adversas nos rodeen. La fe “no” es para pedir todo lo que se nos antoje y pensar que porque lo pedimos con fe, lo debemos recibir.
 
Jesús dijo:
Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre. ¿Acaso alguno de ustedes sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O de darle una culebra cuando le pide un pescado? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a quienes se las pidan! (Mateo 7:7-11) Jesús aclara que nos dará cosas buenas y no todo lo que pedimos es bueno para nosotros. Sólo Dios lo sabe.
 
Ese mismo pasaje en el Evangelio de Lucas dice:
Así que yo les digo: Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre. ¿Acaso alguno de ustedes, que sea padre, sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado, o de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan! (Lucas 11:9-13) Aquí Jesús dice que así como un padre bueno da cosas buenas a sus hijos, nuestro Padre celestial nos dará el Espíritu Santo si se lo pedimos. No habla de nuestros anhelos y antojos.
 
Lo mismo sucede con esta promesa de Jesús:
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes, porque yo voy a donde está el Padre. Y todo lo que ustedes pidan en mi nombre, yo lo haré, para que por el Hijo se muestre la gloria del Padre. Yo haré cualquier cosa que en mi nombre ustedes me pidan. (Juan 14:12-14) Es claro que Jesús está hablando de que cuando estemos haciendo Su obra, lo que pidamos en Su nombre, para hacer Su obra, Él lo hará.
 
Y cuando Jesús dice:
Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará. (Juan 15:7) Si permanecemos en Jesús y sus palabras permanecen en nosotros, podemos pedir lo que queramos y se nos concederá. ¿Qué puedo pedir si permanezco en Jesús y sus palabras permanecen en mí?
 
La respuesta está en Mateo 6:25-34:
Por lo tanto, yo les digo: No se preocupen por lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren las aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes valen más que las aves! En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora? ¿Y por qué se preocupan ustedes por la ropa? Fíjense cómo crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, ¡con mayor razón los vestirá a ustedes, gente falta de fe! Así que no se preocupen, preguntándose: ¿Qué vamos a comer? o ¿Qué vamos a beber? o ¿Con qué vamos a vestirnos? Todas estas cosas son las que preocupan a los paganos, pero ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas. No se preocupen por el día de mañana, porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día tiene bastante con sus propios problemas.
 
Dentro del contexto bíblico, podemos comprender estas poderosas palabras de Jesús:
Jesús les contestó: Les aseguro que si tienen fe y no dudan, no solamente podrán hacer esto que le hice a la higuera, sino que aun si a este cerro le dicen: Quítate de ahí y arrójate al mar, así sucederá. Y todo lo que ustedes, al orar, pidan con fe, lo recibirán. (Mateo 21:21-22)
 
 
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
 
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Mateo 10:8b
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1 Pedro 4:10
Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
2 Juan 1:8

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