¿Para Meditar: Es Mejor Arriba o Abajo?
¿Quién recibió mejor a Jesús, el enviado de Dios? ¿La elite o los excluidos? ¿Los religiosos o los no religiosos? ¿Los ricos o los pobres? ¿Los instruidos o los ignorantes? ¿Los poderosos o los débiles? ¿Los famosos o los insignificantes? ¿Los pecadores o los que se creían no pecadores? La respuesta es clara: durante toda su vida y su muerte en la cruz, salvo algunas pocas excepciones, los que mejor estaban ubicados en la escala social fueron los que peor lo recibieron y los mayores instigadores para su persecución, encarcelamiento y muerte.
Nadie puede negar los beneficios que le proporcionan al ser humano el crecimiento en la escala social, la guía de líderes religiosos importantes, las riquezas, la educación, el poder, el reconocimiento, la fama y los inmensos progresos científicos, técnicos, artísticos y culturales. Pero, ¿Hacen estos factores progresar al ser humano en su corazón y espiritualidad? ¿Desarrollan su moral? ¿Lo hacen más integro y honesto? Las evidencias parecen indicar que estos factores que son apetecibles a los ojos de los seres humanos y que son en apariencias buenos, endurecen el corazón y hacen que nos apartemos de Dios y sus principios. Nos hace sentir fuertes, autosuficientes y dispuestos a ser nuestros propios dioses. Mientras que la otra vía de pobreza, ignorancia, debilidad e insignificancia, nos hace correr hacia Dios buscando su ayuda al sentirnos necesitados e incapaces de solucionar nuestros propios problemas.
¿Será el ser humano es “tan malo en su naturaleza” que los regalos que recibimos nos hacen apartarnos de quien nos está dando los regalos? ¿El mundo y sus placeres nos apartan del creador y dueño de todo?
El mundo tiene la capacidad de dar educación, alimento y atención médica al 100% de su población. Esto tiene un precio por supuesto y el mundo no quiere pagar ese precio. ¿No es eso dureza de corazón y falta de integridad? ¿Qué clase de principios y valores nos llevan a actuar así? No estamos hablando de política ni de igualdad. Estamos hablando de amor y misericordia. Estamos hablando del nivel espiritual de la raza humana. Estamos hablando del ser humano que busca a Dios de corazón.
Al crucificar a Jesús los de arriba mostraron que no querían saber nada de Dios. Los poderosos se organizaron para prescindir de él y olvidarlo, si fuera posible. La naturaleza del hombre demostró ser irremediablemente mala. La buena educación, el desarrollo y la posición social no mejoran el hombre.
Medita en esto: ¿Dónde estás? ¿Cómo está tu corazón? ¿Cuánto amas? ¿Buscas a Dios de Corazón o eres autosuficiente?
Mateo 6:24
Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas.
Mateo 19:23-24
Jesús dijo entonces a sus discípulos: Les aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Les repito que es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios.
Mateo 20:25-28
Pero Jesús los llamó, y les dijo: Como ustedes saben, entre los paganos los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás; y el que entre ustedes quiera ser el primero, deberá ser su esclavo. Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por una multitud.
Lucas 1:51-53
Actuó con todo su poder: deshizo los planes de los orgullosos, derribó a los reyes de sus tronos y puso en alto a los humildes. Llenó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Lucas 12:15
También dijo: Cuídense ustedes de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas.
Lucas 12:20-21
Pero Dios le dijo: Necio, esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado, ¿para quién será? Así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios.
Mateo 6:25-34
Por lo tanto, yo les digo: No se preocupen por lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren las aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes valen más que las aves! En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora? ¿Y por qué se preocupan ustedes por la ropa? Fíjense cómo crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, ¡con mayor razón los vestirá a ustedes, gente falta de fe! Así que no se preocupen, preguntándose: ¿Qué vamos a comer? o ¿Qué vamos a beber? o ¿Con qué vamos a vestirnos? Todas estas cosas son las que preocupan a los paganos, pero ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas. No se preocupen por el día de mañana, porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día tiene bastante con sus propios problemas.
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
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