Impacto: Ejemplo Vs Palabras
Mahatma Gandhi dijo una vez: “Si todos los cristianos actuaran como Cristo, el mundo entero sería cristiano.” Eso es absolutamente cierto porque debemos predicar a Cristo con el ejemplo de nuestra vida más que con nuestras palabras. Si seguimos el ejemplo de Cristo, aunque no prediquemos una palabra, debemos ser un sermón viviente. En la historia del mundo el amor ha convertido a más pecadores que el fervor, la elocuencia y el conocimiento.
Debemos tratar de Impactar al mundo con el sello que dio Cristo a los cristianos para que lo luzcan ante el mundo: El amor y la unidad que se manifiesta gracias a ese amor.
Un día, San Francisco de Asís les dijo a varios de sus seguidores: “Vamos a predicar al pueblo.” Por el camino, se encontraron con un humilde caminante muy apesadumbrado. Francisco no tenía prisa y escuchó atentamente mientras le contaba sus penas. Cuando llegaron al pueblo, Francisco conversó con los comerciantes, pasó tiempo con los agricultores en sus puestos de venta de frutas y verduras y jugó con los niños en la calle. Por el camino de vuelta se encontraron con un campesino que llevaba una carga de paja y Francisco pasó tiempo con él. Terminó la mañana y el grupo regresó al monasterio del que habían partido temprano aquel mismo día. Uno de los seguidores, muy decepcionado, le dijo a Francisco: “Hermano Francisco, dijiste que íbamos a predicar. Pero ha pasado toda la mañana y no hemos predicado ningún sermón.” Y San Francisco respondió: “Pero si nos hemos pasado todo el camino predicando.”
Lucas 10:25-37
Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó: Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? El maestro de la ley contestó: Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y ama a tu prójimo como a ti mismo. Jesús le dijo: Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida. Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? Jesús entonces le contestó: Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva. Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos? El maestro de la ley contestó: El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo: Pues ve y haz tú lo mismo.
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
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