viernes, 4 de junio de 2010

Aló, Aló, ¿Me Escuchas?

Aló, Aló, ¿Me Escuchas?
 
Para tener éxito en las relaciones interpersonales hay que practicar el arte de saber escuchar.
 
El factor principal para realmente escuchar y conectar con nuestro interlocutor es querer escuchar. Si queremos escuchar es necesario que bajemos nuestras defensas. Bajar nuestras defensas implica escuchar con el interés de comprender a nuestro interlocutor y permitir ser convencidos por sus argumentos en caso de ser necesario. Significa hacernos vulnerables.
 
La mayoría de las veces cuando comenzamos a “escuchar” levantamos nuestras defensas y ante los primeros argumentos de nuestro interlocutor ya estamos preparando nuestra respuesta para defender nuestras opiniones y esto es lo que crea la barrera en las relaciones.
 
Este obstáculo en las relaciones interpersonales que se crea por la deficiencia al escuchar, es más marcado con las personas más cercanas y a las que creemos conocer mejor. O sea, nuestro conyugue, nuestros hijos, nuestros padres, familiares, amigos cercanos y compañeros de trabajo. Lo que sucede es que como “creemos” conocerlos tan bien, al comenzar a hablar ya “pensamos” que sabemos lo que van a decir y dejamos de escuchar para poder responder.
 
Si queremos que mejoren nuestras relaciones conyugales, familiares, sociales, laborales e inclusive las comunitarias, necesitamos comenzar a escucharnos los unos a los otros, de verdad.
 
Al contrario de lo que se podría pensar, el hacernos vulnerables a las opiniones de los demás, en lugar de hacernos débiles, nos hace muy fuertes y las personas comienzan a buscarnos para obtener opiniones y liderazgo. Aquí se aplica el principio de la siembra y la cosecha. Al bajar tus defensas, los demás también bajarán las de ellos y como resultado las comunicaciones y las relaciones interpersonales mejorarán notablemente. Pero alguien tiene que comenzar el proceso y estar dispuesto a sembrar hasta poder cosechar. ¿Por qué no comienzas tú?
 
El beneficio más importante de nuestra capacidad para escuchar está en nuestra relación con nuestro Padre celestial. Cuando el Señor nos habla a través de nuestra mente, en nuestra conciencia, también levantamos nuestras defensas con nuestros propios razonamientos. Si en algún momento es importante y vital bajar nuestras defensas y hacernos vulnerables para poder escuchar, es cuando estamos escuchando a Dios. Tu vida depende de esto.
 
Mateo 15:10
Luego Jesús llamó a la gente y dijo: Escuchen y entiendan:
 
Lucas 10:39
Marta tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía.
 
Juan 6:45
En los libros de los profetas se dice: Dios instruirá a todos. Así que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él, vienen a mí.
 
Juan 8:38
Yo hablo de lo que el Padre me ha mostrado; así también ustedes, hagan lo que del Padre han escuchado.
 
Juan 10:16
También tengo otras ovejas que no son de este redil; y también a ellas debo traerlas. Ellas me obedecerán, y formarán un solo rebaño, con un solo pastor.
 
Mateo 17:5
Mientras Pedro estaba hablando, una nube luminosa se posó sobre ellos, y de la nube salió una voz, que dijo: Este es mi Hijo amado, a quien he elegido: escúchenlo.
 
 
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
 
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