sábado, 8 de mayo de 2010

¿Cuánto Cuesta?

¿Cuánto Cuesta?
 
Cuando queremos comprar algo o hacer algo, lo más normal es preguntar ¿cuanto cuesta? Y la pregunta además de normal es importante, porque necesitamos saber si tenemos los recursos suficientes para pagar el precio y obtener lo que queremos. El que quiere obtener algo y no calcula antes si tiene con que pagarlo, es un necio. ¿Cierto?
 
Cuando decimos que queremos seguir a Jesús, ¿Nos preguntamos cuanto cuesta? ¿Pensamos que es gratis? La Biblia nos enseña que la Salvación es gratis, pero seguir a Jesús, no es gratis. No seamos necios diciendo que lo queremos seguir, sin calcular antes si podemos o queremos pagar el costo.
 
Cuando Jesús caminaba por la costa, llamó a unos pescadores y les dijo: Síganme, y yo los haré pescadores de hombres. Y al momento lo dejaron todo: el pescado, las redes, la barca, su forma de ganarse la vida y su vida anterior, ¡y lo siguieron! ¿Cómo pudieron hacer algo semejante? ¿Cómo pudieron dejar atrás su trabajo, su familia y sus amigos, sin previo aviso, para seguir a aquel desconocido? ¡Porque les ofreció una vida mejor, un trabajo mejor, en un lugar mejor, con un jefe mejor, para una familia mejor y con mayores recompensas!
 
¡Y aquellos sencillos pescadores se marcharon tras un perfecto desconocido e hicieron historia, contribuyendo a salvar millones de almas para la eternidad! ¿Verdad que resulta ridículo comparar ahora aquellos pocos pescados, una barca, una profesión y hasta un padre y una familia, todo lo cual no tardó en desaparecer, con los millones de almas inmortales que se han salvado para la eternidad gracias a la decisión de aquellos sencillos pescadores de poner a Dios primero aquel día, dejarlo todo, renunciar a todo y seguir a Jesús?
 
¡Ahora que se pueden ver los resultados y es fácil comprender que escogieron bien! ¿Nos ha llamado Jesús? ¿Lo seguiremos? ¿Estamos dispuestos a hacer lo que Jesús dijo?:
 
1.    Déjalo todo y sígueme.
2.    Olvídate de ti mismo, carga tu cruz y sígueme.
3.    Si miras hacia atrás no puedes seguirme.
4.    Ámame más que a tu padre, tu madre, tu esposa, tus hijos y tus hermanos, y sígueme.
5.    Calcula bien si puedes pagar el costo de seguirme antes de tomar la decisión.
 
¿Podremos comparar los resultados de seguirlo o no seguirlo? ¿Escogeremos bien? Es preferible, escoger de una vez el resultado de no seguirlo, que decir que lo vamos a seguir para después regresarnos porque no pudimos pagar el precio.
 
¡Pensémoslo bien! Porque el precio de seguirlo es alto, pero la corona que ganaremos vale mucho más.
 
Mateo 4:18-22
Jesús iba caminando por la orilla del Lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos: uno era Simón, también llamado Pedro, y el otro Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua. Jesús les dijo: Síganme, y yo los haré pescadores de hombres. Al momento dejaron sus redes y se fueron con él. Un poco más adelante, Jesús vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en una barca arreglando las redes. Jesús los llamó, y en seguida ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
 
Mateo 8:18-22
Jesús, al verse rodeado por la multitud, dio orden de pasar al otro lado del lago. Entonces se le acercó un maestro de la ley, y le dijo: Maestro, deseo seguirte a dondequiera que vayas. Jesús le contestó: Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. Otro, que era uno de sus discípulos, le dijo: Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre. Jesús le contestó: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
 
Mateo 16:24
Luego Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame.
 
Lucas 9:57-62
Mientras iban de camino, un hombre le dijo a Jesús: Señor, deseo seguirte a dondequiera que vayas. Jesús le contestó: Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. Jesús le dijo a otro: Sígueme. Pero él respondió: Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre. Jesús le contestó: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve y anuncia el reino de Dios. Otro le dijo: Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de los de mi casa. Jesús le contestó: El que pone la mano en el arado y sigue mirando atrás, no sirve para el reino de Dios.
 
Lucas 14:25-33
Mucha gente seguía a Jesús; y él se volvió y dijo: Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Si alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿acaso no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? De otra manera, si pone los cimientos y después no puede terminarla, todos los que lo vean comenzarán a burlarse de él, diciendo: Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar. O si algún rey tiene que ir a la guerra contra otro rey, ¿acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil soldados puede hacer frente a quien va a atacarlo con veinte mil? Y si no puede hacerle frente, cuando el otro rey esté todavía lejos, le mandará mensajeros a pedir la paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo.
 
 
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
 
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