viernes, 28 de mayo de 2010

Conversaciones

Conversaciones
 
Orar es conversar con Dios, pero no se puede conversar sin escuchar. Una conversación entre dos personas es un dialogo, no puede ser un monólogo. Por lo tanto, cuando converses con Dios debes hablar para ser escuchado pero debes también escuchar. Cuando conversamos debemos tener interés en escuchar el punto de vista de nuestro interlocutor, de lo contrario la conversación no tiene sentido.
 
Cuando conversamos con Dios nosotros debemos tener muchísimo interés en conocer la opinión de Dios sobre lo que estamos conversando, porque estamos conversando con nuestro propio Padre, que es a la vez en Rey del Universo y el creador de todo lo que vemos y de lo que no vemos. Por lo tanto, nos interesa conocer su opinión y Su voluntad. Recuerda que Él puede permitir ciertas circunstancias que no están dentro de sus planes, por nuestra obstinación. Por eso es importante no ser obstinados cuando conversamos con Él y querer realmente conocer Su voluntad.
 
También es cierto que cuando queremos tener una conversación importante con alguien buscamos un lugar apartado donde nadie nos pueda interrumpir y dedicarle el tiempo necesario para poder aprovechar la oportunidad de conversar con esa persona. Más aún cuando vayas a conversar con Dios busca estar a solas con Él y no estés con limitaciones de tiempo.
 
Para finalizar, si voy a tener una conversación importante con alguien más sabio, influyente y poderoso que yo, es porque creo en esa persona y creo que me puede aconsejar, guiar y ayudar, mejor que nadie es este momento. ¿Sino para que conversar? Bueno, como ya se mencionó antes, cuando estoy conversando con Dios lo estoy haciendo con mi Padre en quien confío plenamente y además Él es el ser más poderoso de todo el universo, el Rey máximo, el Juez supremo. Él lo sabe todo y todo lo puede. ¿Pondré yo puntos de interrogación donde ya Él puso un punto final? ¿Cuándo converso con Él realmente creo que lo que para mi parece imposible, para Él es absolutamente posible?
 
Si realmente conversas con Dios conocerás Su poder sobrenatural y vivirás una vida abundante. Si realmente lo buscas, aprenderás a escucharlo.
 
Mateo 6:5-13
Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio. Y al orar no repitan ustedes palabras inútiles, como hacen los paganos, que se imaginan que cuanto más hablen más caso les hará Dios. No sean como ellos, porque su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan, antes que se lo pidan. Ustedes deben orar así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo. Danos hoy el pan que necesitamos. Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal. No nos expongas a la tentación, sino líbranos del maligno.
 
Mateo 14:23
Cuando la hubo despedido, Jesús subió a un cerro, para orar a solas. Al llegar la noche, estaba allí él solo.
 
Marcos 1:35
De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar solitario.
 
Lucas 5:16
Pero Jesús se retiraba a orar a lugares donde no había nadie.
 
Lucas 6:12-13
Por aquellos días, Jesús se fue a un cerro a orar, y pasó toda la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a quienes llamó apóstoles.
 
Mateo 26:36
Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les dijo: Siéntense aquí, mientras yo voy allí a orar.
 
Mateo 26:39
En seguida Jesús se fue un poco más adelante, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y oró diciendo: Padre mío, si es posible, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.
 
Mateo 26:42
Por segunda vez se fue, y oró así: Padre mío, si no es posible evitar que yo sufra esta prueba, hágase tu voluntad.
 
 
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
 
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