Cuando llegues a tu lugar de trabajo, dale gracias a tu Padre celestial por ese trabajo que te ha permitido tener. Pídele que te ilumine para hacerlo bien, aprender a demostrarle tu gratitud y poder contar con Su bendición.
Demuéstrale a tu Padre tu gratitud y disponte a hacerlo bien:
Ofreciendo verdadera amistad a tus colegas de trabajo.
Trabajando con sinceridad, brindando lo mejor de ti mismo durante el día.
Planificando y programando tus actividades para cubrir con tus prioridades.
Cumpliendo tus responsabilidades con entusiasmo y alegría.
Ayudando a tu compañero que tiene más dificultades que tu.
Tolerando y perdonando a los que están en otra sintonía.
Siendo proactivo en tomar siempre la iniciativa.
Confía y ten fe en la promesas de tu Padre celestial, todo saldrá bien y recibirás todas las bendiciones que Él tiene para ti. Prosperarás en todo lo que hagas.
El Señor está contigo y te ama.
Lucas 19:11-27
La gente estaba oyendo a Jesús decir estas cosas, y él les contó una parábola, porque ya estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a llegar en seguida. Les dijo: Había un hombre de la nobleza, que se fue lejos, a otro país, para ser nombrado rey y regresar. Antes de salir, llamó a diez de sus empleados, entregó a cada uno de ellos una gran cantidad de dinero y les dijo: Hagan negocio con este dinero hasta que yo vuelva. Pero la gente de su país lo odiaba, y mandaron tras él una comisión encargada de decir: No queremos que este hombre sea nuestro rey. Pero él fue nombrado rey, y regresó a su país. Cuando llegó, mandó llamar a los empleados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: Señor, su dinero ha producido diez veces más. El rey le contestó: Muy bien; eres un buen empleado; ya que fuiste fiel en lo poco, te hago gobernador de diez pueblos. Se presentó otro y dijo: Señor, su dinero ha producido cinco veces más. También a este le contestó: Tú serás gobernador de cinco pueblos. Pero otro se presentó diciendo: Señor, aquí está su dinero. Lo guardé en un pañuelo; pues tuve miedo de usted, porque usted es un hombre duro, que recoge donde no entregó y cosecha donde no sembró. Entonces le dijo el rey: Empleado malo, con tus propias palabras te juzgo. Si sabías que soy un hombre duro, que recojo donde no entregué y cosecho donde no sembré, ¿por qué no llevaste mi dinero al banco, para devolvérmelo con los intereses a mi regreso a casa? Y dijo a los que estaban allí: Quítenle el dinero y dénselo al que ganó diez veces más. Ellos le dijeron: Señor, ¡pero si él ya tiene diez veces más! El rey contestó: Pues les digo que al que tiene, se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará. Y en cuanto a mis enemigos que no querían tenerme por rey, tráiganlos acá y mátenlos en mi presencia.
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
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Mateo 10:8b
Ustedes recibieron gratis este poder; no cobren tampoco por emplearlo.
1 Pedro 4:10
Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
2 Juan 1:8
Tengan ustedes cuidado, para no perder el resultado de nuestro trabajo, sino recibir su recompensa completa.
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