Está Tan Oscuro, Que No Veo El Próximo Paso.
¿Qué debemos hacer para tomar decisiones importantes? ¿Por qué sentimos angustia, dudas, temor y confusión? ¿Cómo sabemos si estamos tomando la decisión correcta? El problema principal radica en que toda decisión que debamos tomar, se proyecta hacia el futuro y no tenemos ninguna manera de saber lo que el futuro nos depara.
Nuestro Padre celestial nos creo dentro de un sistema que solo nos permite conocer el presente actual, ahora. Ni siquiera sabemos lo que sucederá el próximo minuto. Todos nosotros hemos tenido experiencias en las que en un segundo, todo cambia. Una llamada telefónica, alguien toca la puerta, una noticia en los medios de comunicación, etc. El hecho es que todo lo que pensábamos hacer y nuestra percepción del futuro puede cambiar significativamente de un momento para otro y nosotros no podemos saberlo con anterioridad.
Dentro de este sistema la toma de decisiones es realmente complicada. Es como andar en la más absoluta oscuridad, sin saber con qué nos podemos tropezar en el próximo paso. ¿Qué hacer? Tenemos tres opciones.
1. No tomar decisiones y vivir la vida existencialista, viviendo solo el momento y sin ocuparnos del futuro. Según vaya viniendo vamos viendo.
2. Tomar decisiones basándonos en la historia, las experiencias de otras personas, las proyecciones de los expertos, nuestras fortalezas y debilidades, las oportunidades y las amenazas. Finalmente, estudiamos toda la información disponible y tomamos una decisión asumiendo un riesgo calculado que intenta minimizar las probabilidades de fracaso.
Estas dos opciones tienen puntos a favor y puntos en contra. En la primera no deja de ser cierto que hay que vivir el momento, porque el pasado es irremediable y no conocemos el futuro. Debemos dejar de preocuparnos tanto por el futuro y vivir el presente. Sin embargo, nunca podremos evitar tener que tomar decisiones que se proyectan al futuro porque tenemos responsabilidades familiares, profesionales, comunitarias, sociales y ministeriales. Entonces la primera opción aunque es muchas veces valida, no nos ayuda en este sentido.
En la segunda opción vemos en camino de los responsables que asumen con seriedad la responsabilidad de tomar decisiones. Ese tipo de técnicas son muy efectivas para definir las mejores opciones y seleccionar el mejor camino, basado en probabilidades de éxito. Es muy aconsejable hacer ese análisis antes de tomar ninguna decisión. Sin embargo, todos los que lo hemos intentado, nos hemos visto muchas veces ante disyuntivas tan retadoras que nos ha tocado tirar una moneda para decidir. Definitivamente, el giro de una moneda no es la manera más confiable de tomar decisiones.
Hay una tercera opción que no invalida las dos anteriores, pero que las complementa perfectamente.
3. Consultar con nuestro Padre Celestial, Rey de reyes, Señor de señores, nuestro único Dios, nuestro amado Padre, que todo lo sabe, todo lo puede, Creador de todo, Dueño de todo, el que fue, el que es y el que siempre será, el Altísimo, de quien venimos y a quien vamos.
Decimos creer en Dios pero muchas veces se nos olvida que El es nuestra mejor ayuda para tomar una decisión. No somos capaces de ver el futuro, El nos ha dicho que nos proporcionará la luz para encontrar el camino, cada vez que necesitemos de ello. Cuando estemos en la oscuridad y a punto de dar un paso en falso hacia las sombras de lo desconocido, nuestro Padre nos proporcionara suficiente luz para ver el siguiente paso.
Las primeras dos opciones tienen valor. Dios no quiere que nos preocupemos demasiado por el futuro, pero si nos pide que seamos responsables y eso nos lleva a tomar decisiones.
La próxima vez que tengamos que tomar una decisión, preguntémonos: Me estoy preocupando demasiado por el futuro o es una decisión que debo tomar por los que dependen de mi, o sea, mi responsabilidad. Si es un caso de responsabilidad, hagamos el trabajo de estudiar y analizar toda la información disponible, utilizando todo lo que sabemos y tenemos a nuestra disposición, pero antes de decidir, consultemos siempre con el Señor.
Mateo 4:16
El pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían en sombras de muerte.
Lucas 1:78-79
Porque nuestro Dios, en su gran misericordia, nos trae de lo alto el sol de un nuevo día, para dar luz a los que viven en la más profunda oscuridad, y dirigir nuestros pasos por el camino de la paz.
Lucas 8:16
Nadie enciende una lámpara para después taparla con algo o ponerla debajo de la cama, sino que la pone en alto, para que tengan luz los que entran.
Lucas 11:33
Nadie enciende una lámpara y la pone en un lugar escondido, ni bajo un cajón, sino en alto, para que los que entren tengan luz.
Lucas 11:34-36
Tus ojos son la lámpara del cuerpo; si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo tendrá luz; pero si son malos, tu cuerpo estará en la oscuridad. Ten cuidado de que la luz que hay en ti no resulte oscuridad. Pues si todo tu cuerpo tiene luz y no hay en él ninguna oscuridad, lo verás todo claramente, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.
Juan 1:3-5
Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.
Juan 1:8-10
Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz.La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo. Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron.
Juan 8:12
Jesús se dirigió otra vez a la gente, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, tendrá la luz que le da vida, y nunca andará en la oscuridad.
Juan 12:46
Yo, que soy la luz, he venido al mundo para que los que creen en mí no se queden en la oscuridad.
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
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